Los escudos cerrados —EPB o hidroescudo— permiten excavar suelos blandos y saturados manteniendo el frente estabilizado por presión. Su ciclo de trabajo combina excavación, soporte inmediato y evacuación controlada del material para avanzar con seguridad bajo ciudades, ríos o zonas costeras.
1. Montaje y lanzamiento
La tuneladora se ensambla en un pozo de ataque o caverna inicial. Una vez sellada la zona de arranque, los cilindros empujan el escudo contra un muro de reacción mientras se activa la rueda de corte.
2. Excavación y equilibrio de presiones
En EPB la cámara se llena con suelo acondicionado (espuma / polímero); en hidroescudo se usa lodo bentonítico. La presión interna se ajusta para igualar la presión del terreno y el agua, evitando hundimientos o inflitraciones.
3. Extracción del material
- EPB: tornillo sinfín dosifica la “pasta” excavada hacia la salida.
- Hidroescudo: bombas envían la suspensión a la planta de separación para recuperar bentonita y evacuar detritos.
4. Colocación de dovelas
Mientras la rueda avanza, un erector instala un anillo de dovelas de hormigón que forma el revestimiento definitivo del túnel. Esto sucede dentro del escudo, a salvo de la presión exterior.
5. Inyección en cola y sellado
Se bombea lechada de cemento o bentonita al espacio anular entre dovelas y terreno, sellando filtraciones y evitando asientos en superficie.
6. Transporte y gestión de lodos
El detrito deshidratado (EPB) o la suspensión separada (hidroescudo) se carga en cintas o camiones para su reciclaje o depósito autorizado, minimizando el impacto ambiental.
7. Monitoreo y guiado
Sensores de presión, torque y empuje envían datos en tiempo real a la cabina. Un sistema láser-inercial mantiene la alineación con precisión milimétrica, garantizando que el túnel cumpla la rasante de proyecto.
Resultado: el escudo cerrado combina excavación presurizada, soporte inmediato y gestión de lodos para avanzar de forma segura, limpia y controlada en entornos donde otros métodos resultarían inviables.
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